Hoy tenemos edificios más altos y autopistas más anchas,
pero temperamentos más cortos y puntos de vista más estrechos.
Gastamos más, pero disfrutamos menos.
Tenemos casas más grandes, pero familias más chicas.
Tenemos más compromisos, pero menos tiempo.
Tenemos más conocimientos, pero menos criterio.
Tenemos más medicinas, pero menos salud.
Hemos multiplicado nuestras posesiones, pero hemos reducido
nuestros valores.
Hablamos mucho, amamos poco y odiamos demasiado.
Hemos llegado a la Luna y regresamos, pero tenemos problemas
para cruzar la calle y conocer a nuestro vecino.
Hemos conquistado el espacio exterior pero no el interior.
Tenemos mayores ingresos, pero menos moral.
Estos son tiempos con más libertad, pero menos alegría.
Con más comida, pero menos nutrición.
Son días que llegan dos sueldos a casa, pero aumentan los
divorcios.
Son tiempo de casas más lindas, pero más hogares rotos.
Por todo esto, propongo que de hoy en adelante, no guardes
nada “Para una ocasión especial”, porque cada día que vivas es una ocasión
especial.
Busca a Dios, aprende a conocerle, lee más, siéntate en la
terraza y admira la vista sin fijarte en las malas hierbas.
Pasa más tiempo con tu familia y con tus amigos, come tu
comida referida, visita los sitios que ames.
La vida es una sucesión de momentos para disfrutar, no es
solo para sobrevivir.
Usa tus copas de cristal, no guardes tu mejor perfume, úsalo
cada vez que te den ganas de hacerlo.
Las frases “Uno de estos días”, “Algún día”, quítalas de tu
vocabulario. Escribamos aquella carta que pensábamos escribir, “Uno de estos
días”.
Digamos hoy a nuestros familiares y amigos, cuanto los
queremos.
Por eso, no retardes nada que agregaría risa y alegría a tu
vida.
Cada día, hora, y minuto son especiales… y no sabes si
pudiera ser el último…
Si estas tan ocupado y no puedes tomarte unos minutos para
mandar este mensaje a alguien que tu quieras, y dices a ti mismo que lo
enviaras “Uno de estos días” piensa que “Uno de estos días” puede estar muy
lejos.
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