Ya no pensemos en nuestros puntos malos, concentrémonos en
nuestras cualidades
y las cualidades de los demás... Es tan fácil criticar!...
Sin embargo todos tenemos
algo bueno que dar a los demás!... Esta reflexión nos hará
meditar....
Cuentan que en una carpintería hubo una vez una extraña
asamblea. Fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias.
El MARTILLO ejerció
la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar. ¿La
causa? hacía demasiado ruido Y, además se pasaba todo al tiempo golpeando.
EI martillo aceptó su culpa, pero a su vez pidió la
expulsión de LA LIJA. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenía
fricciones con los demás. Y la lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera
expulsado EL METRO, que siempre se la pasaba midiendo a los demás según su
medida, como si fuera el único perfecto. El metro, ante el ataque pidió a su
vez la expulsión de EL TORNILLO, dijo que había que darles muchas vueltas para
que sirviera para algo.
En eso entró EL CARPINTERO - se puso el delantal e inició su
trabajo. Utilizó al martillo, la lija, el metro y el tornillo. Finalmente, la
tosca madera inicial se convirtió en un lindo mueble.
Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea
reanudó la deliberación. Fue entonces cuando tomó la palabra EL SERRUCHO y
dijo: "Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el
carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos.
Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad
de nuestros puntos buenos"
La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el
tornillo unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y limar asperezas
y observaron que el metro era preciso y exacto. Se sintieron entonces un equipo
capaz de producir muebles de calidad.
Ocurre lo mismo con los seres humanos. Observen y lo comprobarán.
Cuando en una empresa el personal busca a menudo defectos en los demás la
situación se vuelve tensa y negativa. En cambio, al tratar con sinceridad de
percibir los puntos fuertes de los demás, es cuando florecen los mejores logros
humanos.
¡Es tan fácil encontrar defectos! Cualquier tonto puede
hacerlo, pero, con la ayuda de Dios, podemos encontrar cualidades en otros, de
tal manera que nos capacite a inspirar todos los éxitos humanos.
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