"¿Por qué lloras mamá?" - le preguntó un niñito a
su madre.
- "Porque soy mujer" - le contestó la mujer.
- "Pero yo no entiendo" - dijo el niño.
Su madre se inclinó hacia él y abrazándolo le dijo: -
"Y nunca lo entenderás..."
Más tarde el niñito le preguntó a su padre:
- "¿Por qué mamá llora a veces sin ninguna razón?"
- "Todas las mujeres lloran siempre sin ninguna
razón..." - era todo lo que el padre le podía contestar.
El pequeño niño creció y se convirtió en todo un hombre,
preguntándose todavía por qué las mujeres lloraban. Un día el niño convertido
en hombre se arrodilló y le preguntó a Dios: - "Señor, por qué lloran tan
fácilmente las mujeres?"
Y Dios le dijo:
"...Cuando hice a la mujer tenía que hacer algo muy
especial. Hice sus hombros lo suficientemente fuertes como para cargar el peso
del mundo entero, pero a la misma vez lo suficientemente tiernas para confortar
a quien lo necesite. Le concedí el poder de dar la vida y una inmensa fuerza
interior para que pudiera soportar el dolor de dar a luz y hasta el rechazo que
muchas veces proviene de sus propios hijos. Le di una fortaleza para que
pudiera seguir adelante y cuidar a su familia a pesar de las enfermedades y la
fatiga, y sin quejarse cuando otros se rinden. Le di la sensibilidad para amar
a sus hijos bajo cualquier circunstancia con amor incondicional, aun cuando
éstos la hayan lastimado mucho. Esa misma sensibilidad que hace que cualquier
tristeza, llanto o dolor de sus hijos niño desaparezca, y que le hace compartir
las ansiedades y miedos de la adolescencia e incluso de la edad madura. Le di
fuerza suficiente para que pudiera perdonar las faltas de su esposo y la moldeé
de una de sus costillas para que ella pudiera cuidar de su corazón. Le di
sabiduría para saber que un buen esposo nunca lastimaría a su esposa y a veces
le pongo pruebas para medir su fuerza y determinación para mantenerse a su lado
a pesar de todo. Pero hijo, ...para poder soportarlo todo, le di lágrimas de
las reales que brotan de ella exclusivamente cuando su ser necesita expresarse
mas allá de las palabras; esa es su única debilidad ... lágrimas que piden
perdón por los errores y la dureza del corazón de la humanidad; al derramarlas
vierte un poquito de amor en cada una, que se desvanece en el aire y salva la
humanidad."
Gracias Dios por haber creado a la mujer... ahora comprendo
el sentir de mi madre, hermana, esposa... respondió el hombre con suspiro
fuerte.
La belleza de una mujer no está en su ropa, ni en su cara,
ni en la forma como se arregla el cabello. La belleza de la mujer reside en sus
ojos, que son la puerta de entrada a su corazón, la puerta donde reside el
amor. Es por eso que a menudo y través de esas lagrimas podemos ver su corazón.
Todas las mujeres son bellas.
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